Tasas de interés volátiles, presiones regulatorias, escenarios electorales polarizados y una economía que cambia de tono cada trimestre. Ante este panorama, el sector técnico —especialmente el financiero— se ha vuelto más que necesario: se ha vuelto esencial para la supervivencia estratégica de empresas de todos los tamaños.
«Cuando lo externo se convierte en ruido, lo interno debe convertirse en referencia», afirma Robson Gimenes Pontes, especialista en estructuración financiera y gobernanza. Con dos décadas de experiencia en entornos de alta complejidad, Robson ha acompañado de cerca a empresas que atraviesan ciclos de incertidumbre sin perder el rumbo —y afirma: no es suerte. Es preparación.
Según él, el error más común en momentos de inestabilidad es intentar controlar el escenario externo.
“El papel del equipo técnico no es prever el caos —es estructurar la empresa para atravesarlo con el menor daño posible”, explica.
Esto significa, en la práctica, revisar planes con frecuencia, ejecutar simulaciones de impacto, proteger la liquidez y garantizar márgenes de maniobra que preserven la operación incluso en ciclos adversos.
En un momento donde la reacción rápida se percibe como una ventaja competitiva, Robson hace una advertencia importante: la prisa sin preparación técnica solo acelera el error.
«Hay una diferencia entre ser ágil y ser impulsivo. El sector técnico existe para poner límites, pero también para diseñar alternativas. No frena a la empresa —evita que pierda los frenos.”
Desde la perspectiva del especialista, el protagonismo técnico se intensifica en cuatro frentes durante los tiempos difíciles:
- Proyecciones de flujo y viabilidad en ciclos de alta inestabilidad
- Revisión estratégica de costos sin comprometer la base operativa
- Análisis de riesgos fiscales y contractuales bajo nuevos contextos políticos
- Refuerzo de la comunicación entre el sector técnico y el consejo —con claridad y valentía
Robson también llama la atención sobre un punto sensible: la tentación, en contextos de incertidumbre, de ajustar los números al discurso.
«Hay presión por metas, por crecimiento, por optimismo institucional. Pero los profesionales técnicos deben sostener la realidad. Incluso cuando es incómoda. Especialmente cuando es incómoda.”
El liderazgo técnico, según él, se demuestra en esos momentos:
no cuando confirma lo que todos quieren oír, sino cuando sostiene lo que necesita ser dicho.
Autor : Silvye Falavor